Después de la fría ceremonia, que duró apenas 25 minutos (inédito quizá en la historia de los Mundiales), se esperaba que por fin rodara el balón y se vieran las habilidades del local, Brasil, el máximo favorito a quedarse con el torneo. Pero nada más lejano de eso. Croacia fue la que dio los primeros pasos, especialmente de los pies de Modric, el crack del Real Madrid y de su compañero Rakitic, flamante incorporación de Barcelona. Y así llegó el gol, aunque salió de los pies de un brasileño, Marcelo, quien quiso despejar un centro envenenado de Olic (de gran partido) y la mandó adentró. Silencio y sorpresa. Brasil perdía de local ante un rival que no se iba a rendir fácil.
Cuando el partido avanzaba y la cosa seguía 1-1 y difícil para Brasil, el árbitro japonés Nishimuda apareció para darles una mano a los locales. Un supuesto agarrón de Corluka sobre Fred fue sentenciado como penal y otra vez Neymar, frente al arco rival, no perdonó, esta vez, desde los doce pasos. Era el 2-1 tranquilizador. Los croatas estaban indignados pero debían seguir jugando y llevaron peligro, como casi todo el partido, demostrando que Brasil en defensa aún tiene deficit. Sobre la hora, en una jugada que fue foul para Croacia, el árbitro dejó y vino el 3-1, obra de Oscar. Punto y final. Brasil ganó y todos felices, especialmente Blatter y Dilma Rousseff, que estaban en el palco mirando atentamente.
NEYMAR
Ante el adverso panorama, el crack donde se deposita toda la presión y confianza para ganar este Mundial 2014, Neymar, agarró la pelota y comenzó a dar muestras de su calidad y de peligro, siempre ayudado por Oscar, también de muy buen partido. Y el gol no se hizo desear. Tras una jugada lucrada en el medio, Neymar se apoderó del balón y remató cruzado, casi inalcanzable para el portero croata, que vio cómo el balón tocaba en el palo y entraba, para la locura de todos en el Itaquerao de Corinthians. El primer tiempo se fue así, sin triunfo pero sin derrota. Pero es nada.
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